El grupo parlamentario socialista de la Asamblea de Madrid, de la mano de Óscar Blanco (diputado regional y portavoz de juventud) ha organizado unas interesantes jornadas parlamentarias para tratar desde el punto de vista de diversos expertos en la materia la cuestión de la "salud sexual y reproductiva en la juventud".
En las jornadas celebradas hoy se ha hablado del famoso anteproyecto de ley que prepara el gobierno, destacándose este paso como un avance necesario hacia la equiparación de nuestro país con las legislaciones que imperan en Europa en materia de interrupción voluntaria del embarazo, y en un momento en que la ley vigente desprotegía a mujeres y profesionales en distintos casos.
También se ha hablado sobre los recursos, presupuestos e iniciativas que ejecuta el gobierno de la Comunidad de Madrid para educar a la juventud en una sexualidad sana y responsable, con el fin de evitar el mayor número de abortos como sea posible (tal debe ser el objetivo de un partido que defiende ante todo "el derecho a la vida", en contraste con los rojos come-niños).
Irónica y lamentablemente, nos encontramos con que Madrid es, de largo, la Comunidad española donde más abortos se practican. Quizás tenga algo que ver con este dato alarmante el hecho de que los centros de planificación familiar estén cerrando o limitando sus horarios y días de apertura por falta de subvenciones del Gobierno Regional... O que cada vez sean menos los centros donde se proporciona la píldora poscoital... O que se haya cortado la línea telefónica gratuita que, hasta su cierre, servía a muchos jóvenes madrileños como punto de referencia e información en asuntos afectivo-sexuales... O que tengan que ser los ayuntamientos -con menos posibilidades y recursos- los que hagan frente a las competencias sanitarias de las que se desprende Esperanza Aguirre.
La comparación con otras comunidades, como Andalucía, que sí hacen un esfuerzo notable (y que acaba por notarse en las cifras finales) debería mover al sonrojo a nuestra marquesa-presidenta. Madrid sólo destina 250.000 euros anuales para cubrir esta cuestión tan importante.
A nuestra derecha nunca le ha gustado eso de la interrupción voluntaria del embarazo. Ni la actual ley (a la que votaron negativamente en 1985) ni la ley, más garantista, que prepara el gobierno. A decir verdad nunca le ha gustado demasiado eso de las ampliaciones de derechos a colectivos (aunque en este tema, el término "colectivo" aglutine a más de la mitad de la población española) Y, para qué negarlo, nunca les ha motivado en demasía eso de "las libertades".
Buscando por alguna parte el componente "liberal" de nuestra derecha (que vota en contra de la interrupción voluntaria del embarazo, contra el divorcio, contra el derecho universal de contraer matrimonio y hasta contra la ley de igualdad que recurrieron ante el Tribunal Constitucional), hago la siguiente reflexión: el PP está contra el aborto, pero no hace otra cosa que incentivarlo con sus políticas irresponsables.
No les gusta el aborto (a nadie nos gusta) pero tampoco les interesa promover una educación eficaz desde la infancia, que eduque, forme e informe no sólo a los adolescentes o jóvenes sino también a sus maestros y tutores legales. Será que sin abortos... no hay motivo para organizar otra manifestación-mitin-misa en la Plaza de Colón, con lo bien que lucen y lo bonito que hacen a la capital.
Aún queda mucha mecha en el debate sobre la reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. La discusión parlamentaria no ha comenzado, pero el debate social y mediático lleva meses rodando. Hemos oído en este tiempo bastantes barbaridades de boca de ciertos personajes "políticos" y "periodísticos", cuya demagogia galopante nos ha dejado ya algunas perlas. Las más sonadas: que dejar a la mujer decidir sobre su maternidad es ejercer violencia de género contra ella. Que un derecho reconocido por la OMS y orientado por el Parlamento Europeo no es en realidad un derecho. Que con la nueva ley, las jóvenes abortarán cada fin de semana, etc.
Obviando la irritación que produce oír estas especies descabelladas, los datos apuntan que un país como Holanda, con la ley más garantista del continente, tiene muchos menos abortos (en porcentaje) que España. Existe el derecho, existe una ley de plazos, pero existen mucho antes de llegar a ese trance, muchos años de políticas educativas y formativas integrales y transversales que impiden a un gran número de jóvenes llegar a esa dramática situación, llegar a ese último recurso que en la Comunidad de Madrid, faltando todos los primeros, ausentes todos los peldaños de la escalera... parece ser el único.
A eso se aboca a los jóvenes en la reserva espiritual de la península, en la comunidad de la católica Aguirre y del episcopal PP. Esto sucede en la comunidad del aborto.
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